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personas usando ordenadores

09 de marzo de 2023

La tecnología, clave para ser sostenibles

Desde que la ONU estableciera los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las sociedades y las empresas tienen en su agenda la sostenibilidad como una de las prioridades.

El objetivo es seguir avanzando como sociedades, seguir operando como empresas, pero sin perder de vista que los recursos son limitados y que hay desigualdades que, con el riesgo de que se acrecienten, deben tenerse en cuenta para reducirlas.

El papel de la tecnología

Como parte transversal de todos los negocios y de las esferas de la vida de las personas, la tecnología tiene no solo una gran responsabilidad, sino un gran papel que jugar para lograr todos estos objetivos.

No hay más que ver los datos de la Agencia Internacional de la Energía respecto al consumo de electricidad por parte de los grandes centros de datos y compararlos con el crecimiento que este sector ha tenido (tanto en base instalada como en usuarios y megas transferidos) para darse cuenta de que la tecnología juega un papel fundamental en la sostenibilidad.

Si la demanda de servicios digitales no deja de crecer (desde 2010, el número de usuarios de internet en todo el mundo se ha más que duplicado, mientras que el tráfico global de internet se ha multiplicado por 20), el consumo de electricidad de los CPD se mantiene estable, entre el 1 y el 1,5% del consumo mundial.

¿Cómo se consigue esto? En parte se debe a la eficiencia del hardware informático y la refrigeración y a la sustitución de los pequeños e ineficientes centros de datos empresariales por centros de datos en la nube e hiperescala más eficientes.

Eficiencia y humanidad

Pero, además, los avances tecnológicos pueden aportar mucho en las empresas y en la vida de las personas para ser más sostenibles.Así, gracias a los avances en inteligencia artificial y robótica, las industrias pueden automatizar más procesos, lo que les permite dedicar su mano de obra humana a tareas que los robots son incapaces de realizar. Esto no solo se traduce en un aumento de la productividad, sino a que se pueden hacer más cosas en menos tiempo, empleando menos recursos (tanto materiales como inmateriales) para lograr el mismo objetivo, lo que mejora la sostenibilidad.

También en la vida personal podemos beneficiarnos de una mayor sostenibilidad gracias a la tecnología. Todo lo relativo al Smart home o al IoT (Internet de las Cosas) permite que, gracias a los sensores de conexión, podamos supervisar y programar,

incluso a distancia, cualquier elemento de nuestro hogar para ser lo más eficientes posible desde el punto de vista energético.

De hecho, los avances en IoT y en el software que lo acompaña están permitiendo que sean los propios dispositivos los que, en función de la analítica de los datos, tomen ellos las decisiones de cuándo conviene estar en marcha o funcionar. Así, las lavadoras pueden iniciar sus programas en los momentos en los que menos luz consuman o cargar el vehículo en casa pueda hacerse en las horas valle.

De hecho, se espera que esta tecnología también permita que las ciudades del futuro (donde cada coche, teléfono, aire acondicionado, luz y demás estén interconectados) no solo sean inteligentes, sino energéticamente mucho más eficientes.

Economía compartida

Por supuesto, la tecnología es uno de los habilitadores de lo que se conoce como economía compartida (sharing economy).

Las generaciones más jóvenes son más conscientes del medio ambiente, de la necesidad de proteger a los animales, de la necesidad de adoptar la tecnología digital y son una de las más proclives a sacar todo el partido de estas posibilidades.

La economía colaborativa es la que usan los productos y servicios para conectar, transportar y entregar artículos a los clientes. Reduce nuestra dependencia de los combustibles fósiles y las prácticas perjudiciales.

Hay muchos ejemplos de economía colaborativa (en transporte, en alojamiento…). La mayoría reducen de algún modo el transporte o protegen de la destrucción los tan necesarios bosques.

Otros usos

Además, la tecnología se ha convertido, desde hace tiempo, en un potente aliado para preservar el medio ambiente. Son muchas las iniciativas que, valiéndose de sistemas como los GPS, los sensores, los satélites, los algoritmos o la inteligencia artificial, intentar cuidar a las especies protegidas y entender mejor el comportamiento animal y atmosférico.

Desde la preservación de las especies marinas o unos sistemas de regadío más eficientes, basta solo aplicar la tecnología para cumplir con los compromisos de sostenibilidad.